Ayer fue el último día de ‘normalidad’ en Alemania, aunque no en esta casa, pues aunque afortunadamente no nos hemos contagiado, ya hemos vivido experiencias diferentes gracias a él.
El viernes la nena comenzó a tener fiebre y tos muy seca. Precisamente ese día nos enteramos que el papá de un amiguito de su mismo grupo en la guardería había sido el primer positivo del virus en el pueblo. Después de una noche con fiebre, a la mañana siguiente decidimos llamar a la línea de atención alemana para la pandemia, donde nos recomendaron llamar al hospital pediátrico más cercano. Llamamos y nos indicaron pasar por consulta para hacer el test.
Debo decir que no sentí mucha coordinación entre las partes, pero igualmente todo muy controlado al llegar. Nos aislaron preventivamente y el doctor en traje de astronauta le hizo la prueba a la nena y dijo que nos llamaría el domingo.
Noche larga con poco descanso y el domingo esperamos todo el día por la llamada que llegó finalmente a la 5pm: negativo! Descansamos todos, acá y en Colombia donde se le rezó por lo menos a 3 vírgenes para que no hubiese llegado el virus a la casa.
El lunes se hizo efectiva la medida decretada el viernes, en donde se indicaba que los estudiantes de colegios y universidades, así como niños de guardería, asistirían a los centros por última vez antes de permanecer cerrados por 5 semanas.
El nene recibió tareas para casa para las próximas 3 semanas (las últimas 2 eran oficialmente vacaciones) y se acabó la normalidad. Ya no más encuentros con amigos ni colegio en un buen rato.
Adicional a la situación de colegios y guarderías, en la empresa donde trabajamos se confirmó un caso de virus y estamos todos trabajando obligatoriamente desde casa. 4 personas en casa con trabajo, estudio y comida por hacer, durante 5 semanas! Comenzamos así el diario de una cuarentena.